“Unos meses después de que comencé a conducir, sufrí una accidente por un conductor imprudente. No volví a conducir desde entonces. Los mayores avances de la urbanización en mi ciudad han sido pensados para los coches, no para las personas. Amo mi ciudad, ¡pero odio los autos y sus conductores!
Durante la primera mitad del siglo XX, los coches fueron una forma de mostrar modernidad y progreso. Generaciones enteras crecieron con la idea de que no hay otra forma de moverse en esta ciudad que los coches. Hoy tenemos un gran problema de contaminación y la gente todavía se aferra a usar un automóvil por persona todos los días. Eso es insostenible.
Después de mi accidente automovilístico, me mudé a un vecindario en el centro de la ciudad y comencé a andar en bicicleta. Hoy hay más ciclovías y podemos hacerlo más seguro, pero hace 8 años fue una decisión muy arriesgada. Animo a la gente a andar en bicicleta como un grito de rebeldía para retomar el control de la calle, por encima de los coches. Creo que los mexicanos pueden ser solidarios, tolerantes y respetuosos, pero estas virtudes se pierden cuando la gente se pone al volante.
Pero hay un lado positivo de este crecimiento. Cuando era adolescente, me mudé de la casa de mis padres del norte, al sur de la ciudad. Fue un viaje de 2 horas. Hoy se tarda menos de una hora gracias a todas las vialidades que existen. Con todas sus deficiencias, debo decir que amo esta ciudad y su gente, cuando no conducen automóviles ".
"Sueño con ciudades más verdes y sustentables, donde la movilidad no sea un problema; pero que los servicios con los que cuento en mi comunidad sean limpios y amigables con el medio ambiente. Creo que aún hay mucho por hacer por parte de autoridades, dueños de edificios, comercios y empresas para mejorar nuestra ciudad. En lo personal creo que sería genial realizar cada actividad de mi día en un sólo espacio." Cierra David Santacruz.